Ramiro Enfrenta a los delfines



Escribe Iván Ferreyra, Especial para La Mañana.

Celebres Clandestinos
Ramiro Argañaraz

(foto de Marcos Rostagno)


Camino por Belgrano y Duarte Quirós. Un cuidador de autos que parece saber mucho de vivir habla. Los catamarqueños son como las tortugas, no sirven para bosta. Pasaban dos estudiantes. Seguramente tendrá motivos para esa sentencia. Barrionuevo. Yo conozco uno. Me cae mal porque bebe más que yo. Eso lo hace mi enemigo. Su cuerpo está trazado de viñetas imaginarias. Se la pasa soñando con ser amigo de Quino. Los dibujantes viven en un mundo diferente. Eso los hace únicos. La realidad es un vidrio empañado. Dormiremos fruncidos de cejas. Los pantalones zurcidos con tanza inútil de pescas de ballenas muertas. Saltamos la tapia jugando a ser patas de lana. El vecino escucha la música y elabora teorías de nuestro prontuario. Limpiamos el vidrio. Ramiro anda con un capuchón de lapicera sacando cera de los oídos. La hoja en blanco no intimida a los mancos boceteadores de Bic. Ramiro sin dejarse intimidar se acuesta abrazado a Clemente. Los dos sueñan con mulatonas suicidas. Los colores abandonan las marquesinas para vestir a su Extraviado. Traza líneas perfectas para jugar a un tejo infinito. Sus personajes gozan de la buena existencia. Esa que deja lugar al absurdo de soportar que salga el sol todos los días. El como Pessoa es un fingidor. Finge sus emociones a trazos sangrantes. Tatuando muecas inolvidables. A mi no me gusta él. No me gusta la gente que bebe más que yo. Si me gusta que dibuje puchos en la boca con la magia de un hechicero. Ramiro dibuja en un papel que lo mira. Dibuja lo que puede, no sabe, siempre lo hizo. Bofetea, cada línea le ordena algo. El lápiz es un arma de muchos filos. El miedo no se deja dibujar. El lápiz duerme perforando la mano del hombre. Ramiro, el hombre y la hoja en blanco. Trataremos de salvar al mundo y a las ballenas también. Pueden salir cosas absurdas. De eso se trata todo. Una absurda derrota sin final. Te traería flores todos los días. Las mariposas van al cielo. Los leopardos que comen pizza. Por los ascensores cansados. Veinte bombos y un reflector. Veinte minutos de felicidad. Fanático de un perro que muerde autos. Un perro negro de nombre militar que provoca embotellamientos frente a una pizzería. Un prócer. Con más dignidad que esquiadores sin nieve. Le sacó mil fotos y no le compró el alma. Tiene a su sangre. Su hijo. Ahora lo busca perdido en las calles de los Saadi. Un mundo que no nos pertenece. Me tomó un vino y prendó la radio. Alegría, esas palabras me representan. Vienen y se van. Pero dicen lo que siento. Vienen y se van esas historias de amor matizadas con ese aroma de la libertad. A la mañana pasó por esa casa de la señora bien y murmura ¿Ese es el joven que bebe?. Y agarra su diario de colores y entra con su perro blanco escupiendo carne. Ramiro Argañaraz que con su lápiz de punta celestial dibuja tarros de colores para iluminar lo oscuro. Sólo deja de dibujar cuando sale a cumplir su tarea. Tiene dos baldes llenos de colores. Es el encargado de cargar de luz los semáforos.
Un dibujante.
Un transeúnte temporario esperando el idiota.
Buscando al perro que no quiere ser encontrado.

Salú...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

SALUD RAMIRO¡¡¡
ME GUSTO LA FORMA EN Q TE DESCRIBE TU AMIGO(?), SOBRE TODO CUANDO DICE" EL BEBE MAS Q YO". SERA???

Anónimo dijo...

SALUD RAMIRO¡¡¡
ME GUSTO LA FORMA EN Q TE DESCRIBE TU AMIGO(?), SOBRE TODO CUANDO DICE" EL BEBE MAS Q YO". SERA???

Anónimo dijo...

silvia estas enamorada de ramiro?

Anónimo dijo...

hola loco, esta buena la pagina.t felicito!