Hoy letras..!

TE cuento
Un día, cuando era mas chico, se me dió por revisar el bolsillo de un pantalón que hacía bastante que no usaba. Grande fue mi sorpresa cuando me di con que tenía dentro un hermoso portaminas. En ese mismo instante, y sin pensarlo demasiado, le asigné un fín específico: con el escribiría las historias de amor que yo tuviera de allí en más. Lógicamente, el paso que siguió fue el de conseguir una mina. Una buena mina, pensé. Pretencioso y todo, terminé agarrando la primera mina que encontré. Era una mina muy blanda y por ende mis primeras hojas fueron fuertes, sin muchos detalles, pero hechas con la pasión que solo logran las primeras veces. A lo mejor, justamente por la inexperiencia de ser mi primera mina, ésta se agotó muy rápido. En esos días no me importó mucho. Muy contento con mis primeras páginas, se las mostré a todos mis conocidos. La cantidad tremenda de consejos, comparaciones y correcciones que me sugirieron me impulsaron a buscar otra mina. Esta vez, encontré una mina dura. Demasiado dura. Eso me desesperó un poco. Lógico, para notar un cambio en ella, tenía que hacer letra, mucha letra. ¡Y ni siquiera así el cambio era significativo!! Yo que pensaba que todas las minas eran iguales. Bueno, ya imaginarán el final: después de hojas y hojas y hojas y ella ahí como si nada... ¡qué va a hacer! comencé a apretar un poco más. En fín... no pasó nada insólito, ella terminó por quebrarse. Sé que la agarró y siguió escribiendo otro. La última vez que la ví a esa mina, estaba muy cambiada. Se nota que se les gana por cansancio, pero hay que tener mucha paciencia y buena muñeca.. Con éstas, mis dos primeras experiencias, había conocido los extremos en cuanto a minas se refería. Después seguí escribiendo, no siempre de la misma manera: como esa vez que encontré una mina de grafito en la plaza, con la que hice unos garabatos contra la pared y nada mas. O como con la mina de compás, que siempre terminaba dando vueltas en lo mismo. Cierta vez tome como costumbre conseguir una mina y tener otra de repuesto. Generalmente usaba la mejor mina. Pero con la otra hacía algunos trazos también. Pero de esta forma nunca funcionaba. justo en el momento en el que escribías las más interesantes páginas con ambas minas... ¡plaf!!! como si fuera cosa del diablo, desaparecían las dos a la vez. Siempre pasaba eso. Me enferman las minas que se borran. Y mas las que se borran solas. Me estoy acordando ahora, de un amigo que me prestó tres minas bárbaras. Bic le decía yo a mi amigo. Me acuerdo por que relacioné eso de que no hay dos sin tres. ¿se imaginan? escribir con tres minas a la vez. Las tres a tu disposición. Esos eran buenos tiempos, en los que se podían hacer cosas que no se pueden creer ahora. Como esa vez, cuando con unos buenos mangos que junté, me pagué minas de todos colores. Recuerdo que estaba usadas, pero no dejaban de ser buenas... y como lo bueno dura poco... Fueron unas páginas gloriosas, de derroche descontrolado e increíble que ahora con el paso del tiempo no me canso de leer en el recuerdo. Así es, hoy por hoy ya no se dan estas páginas, Y mas cuando el portaminas perdió el brillo de lo nuevo. Y si bien sigue funcionando, ya no se busca la cantidad ni la variedad, sinó la calidad y en ese sentido, que difícil es encontrar una mina adecuada para escribir una buena historia!! una mina con el trazo justo. Que module cuando tenga que lucirse y que bocete cuando tenga que pasar inadvertida.Cuando se consigue esa mina escribir, escribir y escribir es la consigna. Y si no se consigue, que se yo, afilar lo que se tiene a mano. Después se puede apelar al recurso de la fé de erratas.

Ramiro Argañaraz